Margarita Norma Pajuelo Flores

Desde las alturas podemos ver el inmenso de verdor en chacras, acequias, ríos, piedras que lo rodean, casas de adobe, paja, juncos mezclados en diversos colores de la naturaleza, con aves multicolores que surcan los cielos, el agua cristalina de nevados cayendo en los lagos junto a peces y animales diversos conglomerados con la multitud de pueblos orgullosos de sus orígenes, dignos de su cultura en cada pueblo y región. Desde este panorama de pluralidad unida majestuosamente con la valiosa riqueza de costa, sierra, selva y mar, me imagino cuánta razón para sentirnos una sola raza, capaz de luchar solidariamente, sin distinción, con tolerancia, respeto, dignidad, aprovechando y valorando el preciado talento de ser diferentes, pero importantes entre sí, sabiéndonos escuchar, entendiendo cuanto podemos aprender juntos, dando a nuestro Perú lo que pide en sus entrañas, llorando por la mezquindad, indiferencia y egoísmo.
Solo rompiendo las cadenas del individualismo, cobardía e hipocresía, podremos forjar una herencia de generaciones más justas y comprometidas en el desarrollo de una nación de todos para todos.
Así, imagino un Perú donde las leyes no destruyan ni disfracen la justicia, cimentados sobre una verdadera DEMOCRACIA, donde libertad, solidaridad, justicia sea una realidad.