Valery Camila Gil Salluca
En Lagunillas, sitio recóndito ubicado en Puno, vivía una niña llamada Alina, que adoraba a su alpaca bebé, Estrella. El tiempo pasó y poco a poco los pastizales donde Estrella solía pastar se habían vuelto secos y amarillos debido al cambio climático. Las lluvias ya no llegaban a tiempo y los glaciares se estaban derritiendo, haciendo que el agua fuera escasa.
Alina estaba decidida a cambiar esta situación para salvar a Estrella y a las demás alpacas. Su papá, Rufino, le contó sobre los científicos y activistas que estaban trabajando en soluciones. Inspirada, Alina investigó y aprendió sobre cómo cuidar mejor a Estrella. Plantó nuevos tipos de pastos más resistentes al clima y ayudó a construir un pequeño sistema de riego para aprovechar mejor el agua disponible.
Alina vio cómo su esfuerzo comenzaba a dar frutos. Los nuevos pastos crecieron y Estrella empezó a recuperar fuerzas. Alina compartió lo que había aprendido con sus vecinos, y pronto todos se unieron para enfrentar juntos el cambio climático.
Alina sabía que el camino sería largo, pero tenía esperanza. Con trabajo duro y colaboración, ella protegería su hogar y aseguraría un futuro mejor para Estrella y todas las alpacas. «kuskataqmi ima sasachakuytapas atipasunman».