La manta de la abuela

Alison Rosmery Chuchon Micuylla

En un pueblo, vivía una abuela llamada Justina. Tenía una bonita manta colorida que representaba la diversidad del pueblo. Cada hilamento era una historia, una tradición.

Un día, las señoras del pueblo se pelearon por la manta. Cada una quería reclamarla. María les dijo: Esta manta no es de ninguna de ustedes, Es de todas nosotras. La diversidad es nuestra fortaleza.

Las señoras se dieron cuenta de que la abuela tenía razón. Comenzaron a trabajar juntas, tejiendo nuevos hilamentos que representaban sus propias historias y culturas.

La manta creció y se convirtió en un símbolo de la unidad en la diversidad del pueblo. Las personas del pueblo se reunían bajo la manta para compartir historias y tradiciones.

Justina sonreía al ver a su pueblo unido, decía: «La unidad es nuestra fuerza».

Con el tiempo, la manta se convirtió en una leyenda, un recordatorio de la importancia de la unidad y la diversidad en el pueblo.

La abuela miraba con orgullo la manta que había tejido con las señoras del pueblo. Representaba la tradición y la cultura de su comunidad.