Marino Cayetano Quinto Román
Las aguas se deslizan de las altas montañas con dirección a los mares. En su recorrido, se aprecia el verdor de la dulce compañía de las hierbas, quienes las acarician mientras descienden. En cambio, la mano del hombre se aprovecha de su existencia para satisfacer su propia necesidad cuando realizan perforaciones en la tierra y la utilizan para limpiar las impurezas de los preciados minerales. Otros buscan llevarla a mejor puerto y los lugares secos llegan a convertirlos en extensiones verdosas, cultivan la tierra para tener alimentos y comprenden la relación armoniosa del regalo divino con sus tareas humanas, son pocas estas últimas acciones. Frente a la utilización negativa, dos heroínas, heroínas del agua, las hermanas Machaca, la siembran y cultivan en las altas montañas por medio del cultivo de ciertas plantas. Estas atraen a las mismas por medio de las neblinas, garúas, entre otras y las conservan para los días más difíciles, la ausencia de lluvias durante el invierno y otoño. De esta manera, se enaltece la labor de las hermanas en beneficio del cuidado del agua ya que las gotas ya no son suficientes y es necesario cuidarlas para nuestros descendientes. Y así busquemos más héroes sin capa.